ARCO 0. Introducción

CARTELA3-AMARILLOPara los que vemos en la cultura, y más específicamente en el arte contemporáneo, una forma de ganarnos la vida más allá de un punto de vista meramente contemplativo/reflexivo se acerca el que probablemente sea el mayor evento del año.

Para los que se ganan su sustento poniendo en circulación mercantil el trabajo artístico de terceros, también se acerca una fecha importante si no la más.

Para la gran mayoría de los artistas que verán expuesto su trabajo en esas paredes modulares, se acerca una oportunidad para que sus obras sean vistas por miles de personas entre las que están, además de coleccionistas que pueden darle de comer, comisarios, conservadores y directores de museos.

Luego los habrá que reciban esta cita con entusiasmo esperando encontrar la pieza que les falta de su puzzle interminable. Beatus ille…

¡Y desde luego habrá quien recorra los pasillos aprovechando que por unos días Ifema (y Madrid) es el mayor escaparate de arte contemporáneo del mundo!

Para el resto, ARCO pasará por sus ojos de nuevo, otro año más, como esa cosa que se hace en Ifema y que sale por la tele. O como esa mina de oro para el humor en Twitter. O como ese tema de cuñadísmo ilustrado de barra de bar.

En este artículo no me voy a centrar en los del primer grupo, ni en los del segundo; sí, voy a volver a dar la murga con la brecha entre el arte contemporáneo y esa gente a la que le es ajena todo lo que huela a lienzo, instalación, escultura, videoarte o net.art.

Una vez tuve un profesor que me decía que uno tenía que torear para todos los tendidos, y yo no sé muy bien si voy a repartir medias verónicas y chicuelinas homogéneamente, porque a mi lo que me interesa es acercar el arte contemporáneo a todo aquel que piensa que no tiene nada que ver con él. ¿de qué sirve escribir sobre qué es ARCO a alguien que es asiduo a la feria y ya sabe de qué va?

Por favor, si me pongo en plan paternalista “ven que te enseño” díganmelo más abajo.

Lo primero que hay que tener claro es que ARCO es una feria donde se va a vender y a comprar. Punto. ¿Un supermercado? No, en realidad se parece más a esas galerías comerciales de barrio donde cada tendero tiene su puestecito. Aquí la frutería, aquí el de encurtidos, la pescadería allí al fondo, etc, etc… Hay puestos más grandes, otros más pequeños y cada uno vende cosas distintas según sea su especialidad. Habrá puestos en los que solo haya fotografía, otros en los que solo haya artistas muy consagrados, puestos en los que se vea claramente cuál es la especialidad de la casa y otros que se asemejen más a un bazar (bazar, que no un 20 duros ni un chino)

Mercado de la Cebada
Mercado de la Cebada
Vista de los stands ARCO 2014
Vista de los stands ARCO 2014

ARCO no es un museo, por tanto, como muchas veces parece que se transmite desde los medios de comunicación. Y es algo que hay que subrayar muchas veces: ARCO no es un museo. Ni si quiera los stands de las distintas galerías son un museo. Los stands de las galerías, como los escaparates, dan una imagen de ésta. En un primer golpe de vista podemos, con una mirada mínimamente entrenada, distinguir a unos de otros. Pero, aunque los galeristas se esfuercen por mostrar la línea de la galería en un esfuerzo más o menos grande, lo que les interesa es montar un escaparate, no una exposición. La diferencia está en que un escaparate está pensado para vender un producto, mientras que una exposición (aunque algunas veces atufen a venta fácil) tiene otra función en la que no vamos ahondar pero que no es vender, como ya digo. (Dígale usted a un artista que ha pensado que esta pieza aquí y esta otra acá en su exposición, a ver cómo se pone)

En ARCO se pueden encontrar cientos, miles de piezas de arte contemporáneo. Aunque nunca te hayas acercado a él seguro que encuentras algo en lo que te reconoces, te hace pensar, te sorprende o simplemente te gusta. Nunca sucederá eso si te quedas en casa y ves ARCO por twitter o por la tele. Ni a la tele ni a Twitter les interesa ARCO ni como feria, ni como espacio expositivo (aunque sea accidentalmente). Las televisiones desplazarán unidades móviles para hacer conexiones a la hora del telediario y montar videos de 2 minutos en los que ni de coña (perdón) va a caber toda la feria. De modo que lo que te acercarán será lo más espectacular, lo más polémico y casi nunca lo mejor. “El medio es el mensaje”. Es la tele ¿qué esperas? Lo que te den en el telediario no es ni un 1% de lo que puedes encontrar en la feria y además,repito, casi nunca es ni si quiera bueno. De ahí a que te acerques a Ifema las cosas no pueden sino mejorar. Quedarse con lo que acerca la pequeña pantalla es un error descomunal. No se salva ni uno (de los generalistas… al que diga Carlos del Amor o Rosa Pérez le invito a una caña, 2 si se menciona a Rosa) Y si no vean la vergonzosa (Dios, es que vergonzosa se queda corto) presentación de Matías Prats del año pasado.

Lo dije en su día: la brecha entre público/audiencia/visitante y el arte contemporáneo no dejará nunca de crecer si no se cuenta con la complicidad de los medios de comunicación. Pero es que cuando llega ARCO, éstos parece que abonan el terreno para que la brecha siga siendo más grande haciendo que el arte contemporáneo parezca algo inalcanzable tanto desde el punto de vista económico como intelectual. Recuerdo un año en el que salió Estrella de Diego, una de nuestras mejores críticas de arte, “entrevistada” y sólo se le escuchaba decir fugazmente “esta ha sido una de las piezas que más me han gustado porque una pista de tenis vacía siempre es muy melancólica”. Sospecho que Estrella llegaría a esa conclusión después de 2 o 3 minutos de explicación que los periodistas no tendrían tiempo de poner en su reportaje. ¿hablamos también de como se manejó el tema de Wilfredo Prieto y su vaso de 20.000 €? Así nunca conseguiremos que la gente se interese por el arte.

Y bueno…qué decir de Twitter… En Twitter sucede algo muy bonito como en todas las redes sociales: los iguales se encuentran. Y cuando mucha gente se encuentra en esta época en la que la opinión pública se hace opinión publicada por menos de nada a golpe de Trending Topic, pasa lo que pasa. Twitter es un arma de destrucción masiva si se lo propone y más aún si se da pie al humor. Y no hay nada más español (con el peligro que hoy en día supone decir que algo es español) como reirse, burlarse, defenestrar, despreciar y hacer sangre de lo que se desconoce o ignora siempre desde el anonimato o desde la solubilidad de un perfil. Si alguien se ha entretenido en echarle un ojo a Twitter durante ARCO se puede echar unas risas, pero al quinto chiste ya uno termina aburrido puesto que todos son iguales. Además, la mayoría de los Tweets que se emiten con el hashtag #ARCO son de un cuñadismo insoportable. Abanicar la ignorancia se nos ha dado siempre bien, pero a presumir de abanico…a eso en España creo que no nos ha ganado nadie nunca. Hablo naturalmente de todos esos tuiteros que antes que acercarse prefirieron quedarse en casa, porque los que fueron nos acercaron la feria a los que todavía no habíamos ido en este storify.

Tenemos, por tanto, no ya sólo que luchar contra la brecha que acrecentan los medios de comunicación, sino también contra la que ensanchan a golpe de trino miles de personas con tal de mendigar un poco de atención arrimándose al ascua que más calienta. Pero ¿hemos de culparles cuando nadie en absoluto se ha molestado por romper de algún modo la tan mencionada brecha? ¿no se está recolectando lo que prácticamente se ha venido cultivando toda la vida y no solo en el arte contemporáneo?

Que yo no digo que no esté bien reirse; hay algunas cosas en ARCO (no todo me gusta, reconozco incluso manías) que son realmente para echarse, al menos, una sonrisilla. Pero de ahí a hacer que toda la feria y por ende todo el sistema del arte, cargue con el San Benito, hay un trecho. Igualmente hay medios que si hacen una cobertura algo más particular y extensa que se esfuerza por dar una imagen de ARCO y del arte más cercana a la realidad. Tenía que aclararlo.

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Aún con eso, la feria puede ser una buena manera de adentrarse o bautizarse en el arte contemporáneo. Caminando por ARCO podemos hacernos a la idea de las “tendencias” (peligrosa palabra) del arte más actual. En esta edición, ARCO cumple 35 años. Normalmente se venía invitando a un país a la feria. Es decir, se reservaba una parte de los stands para las galerías de un país o una ciudad. Pero este año, por el aniversario, se invitan a 35 galerías que han sido importantes a lo largo de esta andadura. ¿qué se consigue con esto? (recordamos que esto es una feria) pues que grandes galerías del mundo que por H o por B habían perdido el interés por ARCO (porque hay ferias más grandes, o más importantes, o mejores, o porque aquí no hay “compradores” o han desaparecido, o porque hay un IVA del 21%), vuelvan a Madrid. En el mercado del arte, como en todo, hay peces grande y peces pequeños. Grandes galerías que mueven carteras con decenas de artistas de primera línea y pequeñas galerías con artistas poco conocidos. ¿Y por qué estaría interesado ARCO en traer a galerías grandes? Porque las galerías grandes atraen, indefectiblemente, a coleccionistas grandes. Y estos grandes coleccionistas traen dinero. Y esto es una feria.

 

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Esto no es un feria, es una pieza de Carsten Höller. (Badum, plas!)

 

Escucharás hasta la saciedad que es una de las ferias más importantes del mundo, pero lo cierto es que a nivel mundial ARCO siempre ha sido un «ascensor» y en los últimos años se ha quedado a las puertas del ascenso a primera porque han aparecido por encima, con el auge de nuevos mercados en Asia y Medio Oriente y América, nuevos competidores. En el escenario de las ferias internacionales de arte contemporáneo hay grandes dinosaurios que abren franquicias por doquier: quizá la más importante sea Art Basel que en los últimos años ha abierto sucursales no sólo en Miami sino también en Hong Kong. ARCO también se ha visto seducida por esta estrategia y este año abre satélite en nuestra vecina Lisboa (26-29 de mayo). Pero lo que no ha podido hacer es frenar que en América nacieran como setas ferias (ArtBo en Bogotá, ArteBa en Buenos Aires, Sp-Arte en Sao Paolo, Zona Maco en Ciudad de México…) que han terminado llevándose, en parte, el mercado de arte latinoamericano que durante un tiempo abanderó ARCO. ¿cómo hacer que la feria más importante de España vuelva a estar en primera línea? Sospecho que los esfuerzos de la organización por volver a la primera división serán inútiles si no vienen acompañados de medidas como la reducción del IVA u otras que estimulen el coleccionismo. Y ¿lo digo? si joder, apoyando desde las instituciones a las galerías que lleven artistas españoles por todo el mundo. Porque sí, nuestro arte también es marca España y a largo plazo, si las cosas se hacen bien, ello redundará no ya sólo en nuestra economía, sino también en nuestra propia cultura.

Por cierto, si te quieres animar a coleccionar hay distintas organizaciones que tienen interesantes iniciativas para empezar y ARCO tiene su propio programa. Helga de Alvear en este video da buenas pistas. En mi opinión (la opinión de alguien que no colecciona, pero sabe muy bien qué coleccionaría) coleccionar es algo muy personal; no hay unas pautas rígidas. Pero lo que si se hace imprescindible es haber visto mucho, y para ello hay que moverse mucho.

A todo esto… ¿sabes cuánto cuesta la entrada? Espero que hayas ahorrado porque con 40 pavos (o 30 en su versión dominguera) podemos entrar a muchos museos, o visitar otras ferias que se celebran en Madrid ese mismo fin de semana. No quiero ver en este desorbitado precio una barrera de entrada para evitar que curiosos que no van a comprar sino a mirar y tocar obras (ahora hablamos del tacto en ARCO…) pululen cámara en mano poniendo nerviosos a los galeristas. No sé que porcentaje de la entrada se lleva ARCO, que porcentaje se queda Ifema, etcétera, etcétera, no lo he encontrado por ningún lado y me ha dado una pereza terrible coger el teléfono para incordiar rogando esa información. Pero sea como fuere, 40 pavos supone un desembolso bastante grande para el común de los mortales. Por 26 euros más tienes derecho a entrar y a llevarte el catálogo de la feria que siempre suele estar muy bien editado y en el que vienen todas las galerías y los artistas expuestos y representados. Decía, que 40 euros es un desembolso muy grande que no hace sino hacer que crezca la impresión de que el sistema del arte (y más el de esta primera/segunda división) es absolutamente inalcanzable, no ya sólo económicamente, sino en plan “status” (o “habitus” Bourdieano si se prefiere) No así en el plano cultural, pues las galerías siguen abiertas a todo el mundo y, recordamos, ARCO es una feria.

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¡Un Pistoletto!

A pesar de eso, ARCO sigue guardando los códigos y normas propios de un museo añadiéndosele otros. El primero de todos: No se toca nada. NADA. A no ser que el tacto esté dentro de la obra, lo cual no suele ser normal. Los galeristas tienen pánico a los dedos de los visitantes. Más si no levantan un metro veinte del suelo, ¡esos si que les ponen nerviosos! Se pueden hacer fotos, pero antes fíjate si no hay un cartel que indique una prohibición expresa y busca al galerista en cada stand: con una simple mirada te estará dando permiso y pidiéndote que no lo hagas. Hay que tener en cuenta, y es algo que se obvia sin querer, que aquí no hay un recorrido marcado como en las salas de los museos; por lo tanto hay gente desplazándose en todas direcciones, ten en cuenta esto a la hora de disparar. He visto más de un golpe con una obra por no mirar.

Los galeristas saben distinguir, normalmente, un comprador de alguien que no lo es, pero por lo general estarán felices de darte precios, hablarte sobre el artista, sobre la obra o cualquier dato necesario. Si el/la galerista está ocupad@ con un cliente o un amigo o alguien, busca al becario. Es el más dispuesto, siempre, siempre, siempre.

La vez que invitaron a Los Ángeles encontré este cuadro. No me entusiasmó, pero me hizo gracia.
La vez que invitaron a Los Ángeles encontré este cuadro. No me entusiasmó, pero me hizo gracia porque cada año que pasa me parezco más.

Ve con los ojos bien abiertos y con la seguridad de que encontrarás algo que te guste o te llame la atención. Porque es así, va a pasar. Sube a Instagram una foto de Juana de Aizpuru desde lejos (¡Un beso Juana!) y farda, que algo de derecho tienes también claro.

Si ves que ARCO se escapa del bolsillo (lo cual no es difícil) también hay otras muy buenas opciones durante el mismo fin de semana a las que a grandes rasgos se las puede aplicar lo referido a ¿etiqueta? explicado en este artículo: Art Madrid, JustMad, Flecha, WeAreFair, Room Art Fair y Franqueados. Y que no por ser más pequeñas, o menos mediáticas, son peores. La calidad de las ferias, y esto es universal, depende de sus feriantes.

Lo importante es que nos libremos (todos, aquí me incluyo) de los estereotipos, de los prejuicios y disfrutemos del arte allá donde esté. En un museo, en la calle, o en una feria, da igual. El arte es para todos, aunque haya a quien no le interese que lo sepas.